jueves, 11 de septiembre de 2008

Ágora powerpoense



En aquel auditorio ya no cabía un alma. La comunidad en pleno clamaba por la presencia del gran maestro que tantas veces había sido leído en las aulas de clase hasta ser mitificado. Todos esperaban ansiosos que su discurso se desplegara sobre cada una de las butacas para verificar que se trataba de un ser mágico, colado entre las rendijas de la ignorancia. Era el pensante. Y reunía eventualmente al gran público para elevar su magna condición de sabio. Posada sobre su discurso, la gente escuchaba al maestro recordando luego palabras que adornaban las sabias explicaciones para cada cosa.

Pero en pleno siglo XXI no se podía esperar otra cosa que ciertos cambios. El pensante llegó esta vez más entusiasmado que de costumbre. Llevaba por pluma un pequeño aparatico que logró ser instalado en aquella fábrica de ilusiones. Hubo que esperar más de la cuenta: al menos media hora para configurar pequeño aparatico, máquina de ilusiones y controles varios que de repente desplegaron una gran pantalla de colores, animando a la audiencia.

Se trataba de un fondo galáctico que invitaba a pensar que aquella tarde se hablaría en clave cósmica. Las letras empezaron a salir lentamente como para que todos ll e v a r a n e l m i s m o r i t m o. Y los ojos colectivos se posaron sobre aquella pantalla hasta que lograron tardíamente leer el título de la charla: “Consideraciones epistémicas de la conducta humana”.

- Consideraciones epistémicas de la conducta humana- dijo entonces en voz alta el maestro.

Haciéndole una seña cómplice al operador de la máquina de ilusiones, el maestro esperó más de lo debido hasta que el fondo galáctico empezó a moverse lentamente, diluyendo el título de la charla y empezaron a aparecer los primeros párrafos. El maestro leía cada una de las palabras desplegadas para no perder la gran oportunidad que le brindaba la pantalla. Entonces se generó el propio ambiente multimedia: galaxia, voz, palabra escrita y pantallitas animadas hicieron gala de sus capacidades para mantener una audiencia disimuladamente distraída.

De las esquinas de la pantalla seguían surgiendo movimientos que alejaban y acercaban indistintamente diversos códigos cósmicos, mientras la seriedad del ponente iba haciendo lectura m u y l e n t a del discurso animado del siglo XXI.

Todos disfrutaron a su manera: unos recogían con dificultad las estelas que dejaban estrellas, cosmos animado, otros ansiaban que la pantalla no llegara a acelerarse hasta dejar al ponente hablando en tono retrasado, y, aunque muchos imaginaron que se trataba de una nueva propuesta televisiva, no ocultaron su agradecimiento ante tan novedosa oferta.

Esa tarde no hubo muchas preguntas. Una de ellas rompió el hielo de esa situación blindada por un ambiente de adelantos tecnológicos para la comunicación.

- Maestro, y a qué se debe el motivo galáctico.
- Era el único motivo que me ofrecía este maravilloso programa informático. Pero me han prometido otros fondos con flores dispersas, cielos inmensos y mares infinitos para animar mis prolíficos discursos.
- Caramba, se ve tan bonito.

La audiencia rompió en aplausos, mientras el aparato mostraba un stand by que no cesó hasta haberse retirado el último de los receptores de aquella tarde.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Gorki: el hombre porno



Pocos meses atrás me había topado en Internet con una página cuyo solo nombre podría hacer imaginar una matizada oferta típica de este mundo de pelos caídos y tetas paradas: Porno para Ricardo. Sin contexto, habría podido pasarla por alto ante la avalancha de temas porno que supone la web. Pero intuyendo de qué se trataba, aquella página logró ciertamente excitar mis hormonas de inconformidad social típicas de juventud, apagadas hoy día de tanto manoseo estúpido que desde el poder se profesa con las ideas de revolución, y por supuesto porque mi condición de púber la dejé atrás hace unos años.
Viendo aquella foto en la que cuatro músicos se mostraban semidesnudos, desde la propia Habana, expresando irreverencia ante el estatus cubano, me convencí de que algo estaba cambiando en aquella isla, no sólo por el hecho de ver aquellas figuras antimachistas leninistas publicar libremente su condición de artistas inconformes, sino por el hecho de que pudieran ser toleradas en un régimen que supone represión eterna ante las voces altas que denuncien el establishment.
Se me alborotó el activismo y me imaginé apoyándolos como hace tiempo no lo hago con nadie, por el sólo hecho de rebelarse ante el discurso dominante que asfixia la diversidad de pensamiento. Debo reconocer que estuve a punto de orgasmo al pensar que podían hacer este acto de inconformismo social, desde la propia Habana, sin ser censurados. Me dio alivio ver en el blog de Yoani, y en los sitios recomendados por ella, miles de comentarios donde personas de diferentes partes del mundo, pero principalmente cubanas, debatían sin amarres oficiales sus diferencias, reflejando claro está una sociedad curtida de discursos, pero al fin y al cabo haciéndolo sin la interpretación maniquea que desde afuera suele hacerse sobre Cuba: aquella retahíla de mensajes ha sido el mejor álbum de la imperfección del socialismo caribe ofrecido sin intermediarios ni titulares estereotipados. No es poca cosa esto de Internet.
Pero el placer me duró hasta el viernes pasado cuando leí en el mismo blog de Yoani que Gorki, el músico líder de la banda Porno para Ricardo había sido arrestado por su “peligrosidad predelictiva”, lo que claramente hace suponer que no ha hecho nada pero que por un por si acaso, es mejor tenerlo como ciudadano no grato del régimen. Pero ciertamente no es poca cosa esto de Internet. Aquel muchacho no debe ser el único al que se le acuse de este macondiano supuesto predelictivo, pero quizás el haber sido miembro de una comunidad virtual le hizo corto el período de regreso a su casa, originando un verdadero coitus interruptus a la autoridad cubana.
El domingo, Gorki ya formaba parte de cientos de páginas de diarios digitales en el mundo que aprovecharon la ocasión para jugar con los titulares a conveniencia. Afortunadamente, ya yo tenía mi versión más en crudo, mostrada no sólo por Yoani, sino además por los cientos de internautas, autocalificados revolucionarios, comandantes, camaradas,cubalibre, unos a favor y otros en contra de esta valiente muchacha que osa pasar su guante de seda sobre la textura hirsuta de Cuba. Antes de mirar los periódicos ya yo había sacado mis propias conclusiones y me había recostado con placer sobre mi almohada.