aicnegremE
Una ambulancia arresta la escasez sin honores
es la única instancia
a la que pueden acudir los silencios más ocultos de la
madrugada
una ambulancia deja un destello de puro aullido
y parece restaurar entre las sábanas
la mendicidad encarnada de besos
La felicidad, promesa invertida de los hábiles
caminos,
se va desdibujando en el techo
mientras las bondades eternas se evaporan
de tanto gemir
La almohada, depósito insigne de llamados absortos,
se disgrega
se antepone
se desvela
Una ambulancia camina y no sabe hacia dónde
hasta cuándo ni por qué
Paréntesis
Busco en las esquinas de este manto
como quien desciende de madrugada
a tomarse el vaso de agua que quedó en el sueño
Cuentas diarias
Hoy vi al vecino silbar cuando llegaba,
lo hacía suavemente,
venía contento a pesar de su fachada.
Hoy vi los huecos de la calle y pensé que pronto
vendrían a arreglarlos.
Vi pancartas, semáforos, luciérnagas y espantapájaros.
Los vi de cerca.
Vi la rabia y una que otra lágrima.
El señor de los periódicos salió corriendo detrás de
una mercancía que volaba
y yo lo vi.
Vi el miedo de una ardilla al pasar de un árbol a
otro.
Vi una que otra trenza de zapato y andaba suelta.
Vi el olvido. Vi el recuerdo. Vi la sonrisa.
La vida es así. Una simple suma de días.
Tercura
Un hilo pende distante, pero prende.
Y la aguja insiste en enhebrarse.
Punto blanco
Tantos hilos no caben en estos deseos horizontales
los edredones permanecen en su lugar
como si las esquinas fuesen pueblos vacíos, sin
guirnaldas
Las almohadas andan de un mal puesto
no entienden de simetría en ausencia
coronan sin éxito un lecho irremediablemente desnudo
Tantas siluetas sin nombre
Tanto techo
Tanta luz
Tanta cama
El túnel
Una luz no es tan sólo eso
Es la señal esperanzadora al final del camino
Es un haz que asegura
Es un conteo inerme de presencia
Es un poquito de ausencia cuando se pregunta ¿y eso?
Una luz verde ovalada parece una respiración
entrecortada
Aunque no es tan sólo eso
Ruleta
Unos ojos no quieren cerrarse
Una, dos, cuatro, diez, doce, veintiséis vueltas del
reloj y no cae la vigilia
La vida atenta contra las lánguidas noches
Y todo vuelve
Una, dos…veintiséis vueltas del reloj
Otros ojos no quieren abrirse
Veintiséis, doce, diez, cuatro, dos, una vuelta del reloj y alguien
mira
Dilema
Todas las noches saben a vino ausente. Menos unas.
Todas las risas permanecen lejanas. Salvo unas
cuantas.
Las cerezas cuelgan de las paredes esperando la
primavera. Y no llega.
Todas esperan. Menos ayer: horas de promesas
florecidas.
Todo se mueve. Todo se mueve. Todo se mueve.
Aunque el martes no y mañana tampoco.
Nada se mueve.
Todo se detiene. Menos el reloj.
Arriba amenazante. A un lado abandonado. Sin gracia.
Espera que lo tomen y suelta contento las horas en
cuestión de segundos.
Todo queda. Todo queda. Todo queda.
Menos una que se va. Menos una que regresa. Todo
queda.
No hay risas. Hay risas.
Todo. Todo. Todo.
Nada. Nada. Nada.
Él voltea y se cierra la puerta.
Sólo faltó un segundo para que todo quedara.
Mañana será otro día.
Ya hoy no queda nada. Salvo ella.
Carrier
En esta esquina
la gente cruza en diapositivas frescas
Y mira entre las vidrieras.
Pero la estela no deja ver por un rato hacia
afuera.
Es como una nota desorientada
en medio de este mundo tan hoy.
Los carteles gozan de una vigencia infinita
y lloran entre los ojos del viejo silente que
tintinea
con el recuerdo.
Parece un futuro vendido desde hace tanto.
Parece que yo estuviera en una fotografía
antigua
enmarcada en una valla publicitaria.
Casi como descubriendo la pinta que va a
aparecer al día siguiente.
Sólo para damas
La muchacha que baila tango
Está orinando en el baño
Pensé que lo haría más lento.
¿Cuánto hace que no me desamarraba los
zapatos?
Qué rastrero es el tango
t
a
n
abajo
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