lunes, 13 de octubre de 2008

krta de amor



Querida Antonia ¿Qué es de tu vida?

Después de tu partida tuve que empezar a recoger los pedazos rotos de este pobre corazón que dejaste tirado entre escombros de vida. Y desde entonces te he rastreado infructuosamente.

No sé cómo no se me ocurrió antes buscarte en la montaña. Ni el facebook hubiera sido tan efectivo para encontrarte. Te dejé pintas en todas las paredes y tú hoy, después de tanto tiempo me desnudas de nuevo el alma con este papel enviado con Sergio. ¿Qué haces por allá? ¿Aún confías en los aromas del azahar?

Yo sigo siendo el mismo. Logré escanear tu sonrisa y guardar todos tus sentimientos en mi disco duro. Casi muero una vez en que mi máquina se hizo incompatible con estas nuevas actualizaciones y estuve a punto de borrarte de mi vida. Pero ya me lo decía mi abuelo que la prevención es el mejor amigo del soldado a®mado: tengo un servidor adicional, cuyos respaldos multiplican tu vida por siempre.

Hubiera preferido enviarte aunque sea un mensaje de texto: más rápido, sin mayúsculas y sin acentos, y no tendría que and ar cuad rando las pala b ras en e st os esp a c i o s co m o l o hac ía mos en a q u e ll as serv ill e t as.

Mis días han sido de angustia, no te imaginas. Tener que lidiar con cientos de virus, desde la gripe influenza hasta los troyanos. No es segura la vida en la ciudad, ¿sabes? No sé si prefiero caer en manos de una amenaza oscura para robarme los zapatos que sentir la indignante invasión de las gavetas íntimas en mi computadora. Cada vez que sucede, me pregunto si tengo lo que llaman redundancia respecto a tu esencia para no correr el riesgo de borrarte para siempre, como pasó con todos mis archivos de apuntes cotidianos.

Pero también disfruto un montón. Por ejemplo, ahora bailo tango gracias a las lecciones virtuales: ocho por delante, ocho por detrás y de nuevo; ¡es genial esto de Youtube! Ya te hablaré de ello en su momento, no lo hago ahora porque suelo dispersarme un poco y termino sin saber qué carrizo andaba buscando.

Cuando nos veamos podremos chatear, ya que aquel cafetincito en donde solíamos robarnos las servilletas cerró hace mucho tiempo y no es muy seguro andar hablando por estas calles trajinadísimas en medio de nuestro distraído enamoramiento. En cambio, desde nuestras casas podremos mandarnos mensajitos que nos harán más grata la vida. Y pronto te presentaré el facebook; no te asustes si te invito a ser mi amiga, bien sabes que sería lo último que haría (yo te quiero como mi fiel esposa), pero es que son los nuevos códigos de esta manada urbana: hijos, abuelos y primos son amigos. ¿Fino verdad? Es lo que siempre habíamos querido para esta humanidad tan resquebrajada.

Antonia, te juro que sigo siendo el mismo. Te espero con ansias el domingo a las 10. Lástima no poder enviarte antes una url con mis fotos para que compartamos momentos del pasado. Ya pronto podremos hacerlo.

No c pero ahora t vo como mi hipervínculo preferido :)

Besos.
Pancho.