lunes, 8 de marzo de 2010

Celebraciones rupestras(es) con testigas(os) amaestradas(os)


Un amigo con cierta alma femenina sugería compilar –por pura curiosidad sociológica- aquellos desdichados comentarios que terminan en el Día Internacional de la Mujer revelándonos como las protagonistas de discursos portátiles, en el que tanto pasado humillante nos hace ver en el espejo como las cenicientas de ahora, contentas por haber encontrado nosotras mismas los zapatos, mandado al sapo al infierno, aceitado las ruedas de la carroza y sentirnos feliz de tanto heroísmo.

No quisiera sabotear la inédita lista de mi amigo, pero sí me provoca sugerir que sea encabezada por el discurso de Evo Morales, en el que comentó, que "habrá más ministras si prueban que trabajan bien" (el énfasis es de un malicioso diario). Sólo resta esperar que con este llamado muy pronto el Ministerio Boliviano de Selección de Bondades de Género reciba las carpetas de la larga cola de mujeres que llevarán sus referencias como buenas trabajadoras y el comité de ministros realice la selección de las mejores candidatas, de acuerdo a la pauta del presidente de Bolivia: “si las mujeres, como siempre, son transparentes, honestas, trabajadoras y lo demuestran, un 70, 80 ó 90 por ciento (del gabinete) pueden ser de ministras”. Espero que no nos defrauden, “como siempre", y "lo demuestren".

Todo esto me hace acordar de una fatídica pinta merideña, cuyo autor imagino debe haber sido el Chigüire Bipolar, y que aún permanece en una transversal entre la avenida dos y tres como homenaje al humor venezolano: “las mujeres también piensan”.

Como sugerencia adicional, espero que la lista de mi amigo no se olvide de agradecer también a Chávez sus sabios consejos dirigidos a la mujer de este siglo: “Si son socialistas, mejor”.

Yo, que formo parte de una generación que ha visto trascender el rol que otrora recayera sobre muchas de nuestras abuelas, agradezco a la revolución industrial, al movimiento obrero y a las huelgas griegas de corte sexual por los favores concedidos, pero me gustaría proponer que el día de la mujer se celebre junto al día de la fraternidad culinaria, a ver si los olores y sabores de otra fiesta logran distraer tanta cursilería discursiva con nosotras como centro de mesa.

Acabo de leer en el twitter, el comentario que inteligentemente podría cerrar esta día como corolario. Reenviado por @NelsonBocaranda, el mensaje de @saconsalvi: “Si no hubieran oído tantas pendejadas, ¡qué felices habrían sido las mujeres en su día!”.

Mañana será otro día Simón Alberto. Y quizás seamos felices.